Existen hasta doce sales minerales que se encuentran disueltas en los tejidos y en la sangre humana, las cuales resultan indispensables para el funcionamiento de nuestro organismo, evitando su degeneración prematura y manteniendo las defensas orgánicas eficaces y activas. La carencia parcial o total de estas sales impiden que otros componentes realicen sus funciones, además de originar trastornos, por lo que es imprescindible que nunca nos falten. Toma nota para que esto no suceda.
Cloruro potásico
A nivel corporal se encuentra en los líquidos celulares, en los músculos y en los glóbulos sanguíneos. Su carencia provoca exudados fibrosos, espesos y gnaglios linfáticos inflamados.
Se puede encontrar en las cebollas, cerezas, limones, miel, uvas, bananas, apio, espinacas, cereales, patatas y huevos.
Cloruro sódico
Esta sal se encuentra de manera amplia difundia por todo el organismo, y junto con el potasio favorece la regeneración y el crecimiento de las células. Su carencia provoca una distribución anormal de los´líquidos del organismo, así como deshidratación y dificultades a nivel digestivo. Su exceso provoca hipertensión, edemas, rotura de glóbulos de hidropesía. Se encuentra en las almendras, moras, ciruelas, naranjas, uvas, peras y avellanas, así como en las lentejas, la remolacha, el apio, el arroz, los pescados, las carnes y los huevos.
Está indicado en caso de debilidad muscular, lumbago, hipotensión, dolor de cabeza, estreñimiento y anemia.
Fosfato de hierro
Este es un elemento esencial en la hemoglobina y en la sangre, interviniendo en la médula ósea y en la maduración de las células del bazo. También trasporta el oxígeno a través de la sangre, encontrándose en ésta misma y en los músculos.
Si se carece de este elemento aparece amigdalitis, anemia, debilidad en los músculos, dientes trasparentes, hemorragias, sobre todo nasales y vasodilatación.
Los alimentos más ricos en hierro son las carnes rojas, los berros, el hígado, las espinacas, las legumbres, el pescado y los cereales. Su consumo está muy indicado en caso de anemia, esguinces, bronquitis aguda, mala circulación de la sangre y sinusitis.
Fosfato potásico
Este compuesto se encuentra presente en el tejido nervioso, especialmente en los huesos y en el cerebro.Está indicado para tratar las afecciones de del sistema nervioso, como por ejemplo depresión, ansiedad, insomnio e irritabilidad, así como en la ciática, la fotofobia, la hipocondría, el vértigo, la histeria y la úlcera gástrica.
Fosfato sódico
Se encuentra localizado en los líquidos que constituyen los tejidos, en las células musculares y en las nerviosas. Destruye el ácido úrico, favorece la eliminación de las grasas y controla el exceso de azúcar. Está indicado en caso de reumatismo, acidez, gota y otitis.
Sulfato sódico
Se encuentra en el páncreas, en los riñones y en el intestino, actuando sobre las funciones urinarias y biliares. Una carencia de esta sal mineral provoca edema, retención hídrica y celulitis. Está indicado en cólicos estomacales, edemas, asma, sabañones, verrugas y hemorragias.