La genciana (Gentiana lutea) es una hierba perenne nativa de la zona centro meridional de Europa, cuyo tallo puede alcanzar un metro de altura y cuya floración se produce principalmente en el verano. En fitoterapia se utilizan en el otoño sus raíces secadas al sol y cortadas en trozos, que se recolectan entre el segundo y quinto año de vida de la plant. La genciana prefiere suelos calcáreos y prados de altura y, aunque no es muy fácil encontrar, crece silvestre en las zonas montañosas que se caracterizan por una alta acidez del suelo.
El término genciana tiene orígenes antiquísimos y su uso se atestigua ya en la época clásica. De hecho, deriva del nombre del rey de Iliria, Gentius, que según la tradición fue el primero en descubrir sus virtudes durante el siglo segundo antes de Cristo. Otra leyenda, esta vez de Hungría, dice que se eligió la planta de genciana para salvar al pueblo de una grave hambruna; otros hablan de caballeros víctimas de hechizos de amor causadas por la belleza de las flores y el encanto místico de la planta.
Propiedades
Los principales constituyentes químicos e ingredientes activos de esta planta son las glucosas amargas, mucílagos, aceites esenciales y alcaloides que la hacen una hierba con fuerte acción digestiva, diurética, tónica, carminativa y antibiótica.
Está indicado para combatir la fiebre, para fortalecer el sistema inmunológico, promover la eliminación del ácido úrico, el tratamiento de la ictericia, tos y resfriados. La gentiopicrina, que también está en la raíz, se ha demostrado eficaz incluso en el tratamiento de la malaria.
Precauciones
Hay que tener cuidado, sin embargo, con la toxicidad de esta planta: no se deben comer las hojas frescas, ya que son muy venenosas!
Por este motivo, vista su peligrosidad, sólo se debe ingerir su extracto bajo estricta indicación médica.
