Los cambios de temperatura y el calor pueden poner a prueba la resistencia de estos delgados y diminutos vasos comunicantes entre arterias y venas. Pero estas no son las únicas razones por las que sufrimos de vasos capilares frágiles. Tratamientos cosméticos demasiado agresivos, ingesta de alcohol, hábitos nocivos como el tabaquismo, exposición excesiva al sol o al frío, problemas médicos y una mala alimentación pueden crear un terreno fértil para la aparición de este molesto y antiestético trastorno.
Pero, afortunadamente, hay tratamientos (estrictamente naturales) que nos pueden ayudar a curarlos y evitarlos. Veamos algunos ejemplos
– Aceites esenciales: limón, menta y geranio son especiales para frenar la propagación de los capilares rotos y reducir su aspecto. Son eficaces solos o mezclados, en la medida de 10 gotas de menta, 10 de limón y 20 de geranio, diluidos en 50 ml aceite de caléndula, oleolito de perejil o aceite de onagra. Un masaje delicado y continuo completará el tratamiento.
– Vitaminas C y E: son esenciales para fortalecer los capilares debilitados. La vitamina C ayuda a mantener las paredes de las venas sanas y fuertes, mientras que la vitamina E ayuda a mantener la coagulación de la sangre. Una dieta que permita una buena provisión de estas dos sustancias o, tomar suplementos específicos de ellas, es muy importante para resolver el problema de los capilares frágiles.
– Castaño de Indias: es un recurso extraordinario de la medicina herbal, eficaz para fortalecer las paredes venosas, debido a su excelente poder vasoconstrictor y antiinflamatorio. Su principio activo llamado escina, es capaz no sólo de fortalecer las venas, sino también de reducir su permeablidad, aumentando la elasticidad. El tratamiento puede llevarse a cabo ingiriendo suplementos de castaño de indias o a través de aplicaciones externas en forma de cremas y geles.
Estos remedios son aplicables a los capilares visibles tanto en las piernas, como en el rostro.
Lo importante es ser constante y antes de cualquier nuevo tratamiento, escuchar el consejo de su médico o herbolario.