Ayuda al hígado, drena el colon, desengrasa la sangre, alivia los riñones y la vejiga: esta fruta multiuso es el aliado número uno de octubre.
Los afortunados que tienen en su jardín o terraza un árbol de limón, pueden disfrutar de la delicada fragancia de sus flores desde la primavera y durante todo el verano. Y si la floración de primavera nos brinda esta fragancia embriagadora (que actúa sobre las partes más antiguas del cerebro como un tónico natural), el fruto del limón es un verdadero remedio curativo para utilizar durante todo el año, y especialmente en los meses fríos, para aumentar las defensas.
La manera más fácil es consumirlo en forma de jugo, diluido con agua o mezclado con otros jugos cítricos: es un poderoso desinfectante, estimula el sistema inmunológico mediante el aumento de las células blancas de la sangre y ayuda a eliminar los gases y la intoxicación intestinal tan frecuentes con los primeros calores del verano. Lo ideal es consumirlo en la mañana con el estómago vacío antes del desayuno. Durante un mes, trate de empezar el día con un vaso de agua tibia a la que ha añadido el zumo de un limón y una cucharadita de miel. Este sencillo truco es bueno para desintoxicar el hígado y limpiar la bilis.
Neutraliza los residuos ácidos
El limón es también un excelente digestivo: facilita las funciones gástricas a través de la estimulación del hígado y el páncreas, también previene el reflujo y la acidez. Al ser un alimento alcalinizante, el limón se convierte en un recurso indispensable para los que tienen una dieta desordenada, poco energética, o rica en postres y proteínas animales, que tienden a saturar el organismo de residuos ácidos.
Los aceites esenciales que el limón posee en cantidad (y que se encuentran en el jugo y la ralladura especialmente) si se consumen a través de la dieta, causan una reacción alcalina en la sangre, favoreciendo la formación de carbonato de potasio: este elemento contrarresta el exceso de ácido en el plasma, la linfa y la orina, por lo que es útil en casos de reumatismo, cálculos renales e infecciones genito-urinarias. Para ello, después de las comida beber una infusión caliente preparada hirviendo una taza de agua y unos trocitos de cáscara de limón biológicos lavados con un cepillo; una vez apagado el fuego, añadir el jugo de un limón al agua. Beber el té después de la comida, una vez al día durante un mes.
¿Cómo elegirlo?
Bajo en calorías, rico en vitamina C y minerales que se encuentran en gran medida en la cáscara, el limón es uno de los alimentos más antioxidantes. Por ello, es esencial comprar limones que no hayan sido tratados químicamente y pulidos con cera, preferir en cambio los limones poco brillantes y mejor aún, si todavía conservan algunas hojas.