Para frenar esos kilos emocionales que se van ganando al asaltar la nevera, es conveniente tomar conciencia de la manera en que “digerimos” los problemas así como mantener a raya las hormonas o nutrientes que disparan la ansiedad estimulando el apetito.
Plátano con canela
Antes de vaciar tu despensa cuando te de un ataque repentino de hambre, no existe nada más efectivo que tomar un plátano al que hayas espolvoreado un poco de canela. Esta fruta tiene una gran cantidad de vitamina B6 y de magnesio, nutrientes ambos que calman la ansiedad. Además es una de las mejores fuentes de triptófano, sustancia que estimula la producción de serotonina. Equilibrando esta hormona, además de elevar el ánimo, se regula el apetito y se frena la adicción por los dulces.
Zumo de tomate con levadura de cerveza
Unos quince o veinte minutos antes de sentarte a la mesa bebe un zumo de tomate natural con una cuchara rasa de levadura de cerveza, suplemente que reduce el nivel de ansiedad por su riqueza en vitamina B. Además constituye una yacimiento muy importante de cromo, cuya carencia provoca u na desmesurada apetencia por los dulces. Las personas que abusan de las comidas precocinadas y los alimentos con azúcar pueden presentar déficit de éste.
Una infusión de rooibos
Antes de ponerte a buscar consuelo en la comida, intenta controlar tus impulsos con una infusión de rooibos, planta relajante que actúa como un ansiolítico natural muy efectivo. Usa una cuchara de esta hierba por cada taza de agua. Filtra al cabo de dos o de tres minutos y endulza con un poco de canela, de vainilla en polvo o incluso con unas semillas de anís aplastadas.
“Leche” de avena
Las personas que duermen menos de siete o de ocho horas al día tienden a acumular unos kilitos de más. Y es que la falta de descanso estimula la producción de la grelina, la hormona del apetito a la par que reduce el efecto de la que controla la sensación de saciedad. Si la fatiga y el insomnio hacen que se esté picoteando a todas horas y que se coma sin freno, se aconseja beber un vaso caliente de “leche” de avena antes de irse a dormir ya que resulta un somnífero excelente natural.
Estrés bajo control
Para conseguirlo se debe evitar el consumo de bebidas estimulantes como el alcohol, el vafé, el mate o el té ya que frenan la acción de la dopamina, influyendo sobre el control de los impulsos y sobre la toma de decisiones.
Los carbohidratos a medio y a largo plazo, si se toman en exceso, aumentan la resistencia a la leptina, hormona que regula la saciedad. Entre los carbohidratos “malos” se encuentran la pasta refinada, la bollería, los snacks salados, los zumos industriales, el pan y el arroz.
En cambio los azúcares naturales que se encuentran en las frutas y en ciertas hortalizas como la calabaza, la zanahoria o el boniato, no alimentan el ansia por comer ni provocan mal humor o irritabilidad.