Una de las causas fisiológicas de los ataques de pánico es la hipoglucemia es decir, una disminución en el nivel de azúcar en la sangre que, por una serie de reacciones bioquímicas, desencadena los síntomas del ataque. Es importante que el nivel de glucosa en sangre sea constante durante todo el día.
Los cereales integrales ayudan a mantener un nivel de azúcar estable gracias a la presencia de las fibras, por lo que es preferible reemplazar pasta y pan blanco. Evitar los carbohidratos refinados, los edulcorantes y zumos de fruta industriales ya que, siendo de liberación rápida, provocan cambios de azúcar en la sangre.
Preferir el azúcar moreno y la miel. Útil también el magnesio, que actúa positivamente sobre el sistema nervioso central y se encuentra en las verduras frescas, frijoles, pescado, semillas oleaginosas, almendras e higos.
Reducir también las carnes rojas, carne de cerdo y, más en general salchichas y embutidos.
Eliminar, en cambio, todos los alimentos estimulantes del sistema nervioso, como el café, té y chocolate.
Dar prioridad a los cereales integrales, legumbres, proteínas del pescado, frutas y verduras de temporada.
Una regla general para mantener un buen equilibrio de la glucemia es combinar en cada comida carbohidratos (cereales integrales, patatas) y alimentos ricos en proteínas (carne, pescado, huevos, queso y verduras), así como frutas y verduras.
Las asociaciones nutricionales útiles en los ataque de pánico son similares a las recomendadas en los casos de ansiedad, es decir, que ayuden a calmar el sistema nervioso.