En alguna ocasión todo el mundo ha padecido un dolor de cuello, pero la situación se convierte en más grave cuando una simple molestia pasa a ser una tortícolis. Y es que la tortícolis no es una molestia simple, ya que se trata de una contracción muscular centrada en el cuello y que logra dificultar la capacidad para moverse. Es un problema incapacitante y bastante doloroso.
Sea cual sea tu caso, no está de más nunca la visita a un fisioterapeuta especializado para que te ayuda así como aplicar algún sencillo remedio casero.
El primer día de tortícolis
Lo más seguro es que al levantarte por la mañana hayas notado que resulta imposible girar el cuello e incluso que esté un poco inflamado. En este caso no se recomienda someterse inmediatamente a realizar unos ejercicios de rehabilitación para intentar recuperar la movilidad. El dolor se encuentra ahí y lo primero que tenemos que hacer es intentar rebajarlo.
Para ello se puede recurrir a un antiinflamatorio clásico, como por ejemplo un ibuprofeno, aunque no hay que abusar de ellos ya que puede resentirse el estómago y dejarían de hacer el efecto deseado. En vez de eso, puedes optar por preparar una infusión con jengibre que tiene propiedades antiinflamatorias y calmantes, por lo que puede resultar muy útil.
Como el objetivo durante el primer día o las primeras horas de tortícolis, va a ser reducir la inflamación y el dolor, se aconseja utilizar una bolsa con gel frío, que se debe aplicar sobre el cuello a intervalos pequeños para terminar dándose una ducha caliente, aplicando sobre el cuello el chorro de agua tanto como sea posible aguantar.
Aceite esencial de romero
El aceite de romero es uno de los aceites esenciales mejores para aliviar cualquier dolor muscular, ya que dispone de unos principios estimulantes además de favorecer la circulación de la sangre, por lo que resulta perfecto para la artritis, los esguinces, el lumbago y por supuesto, para la tortícolis.
Para beneficiarse de todos sus beneficios lo mejor es pedir a alguien, mucho mejor si sabe de este tema, que te den un masaje con cuidado y correctamente con unas gotas de dicho aceite. Inmediatamente notarás el calor en el cuello y un enorme alivio.
Aceites de lavanda y de jengibre esenciales
El aceite de jengibre ayuda a reducir la inflamación y el aceite esencial de lavanda contribuye a relajar los músculos, por lo que la combinación de ambos resulta ideal para tratar esta dolencia. Para beneficiarse de sus propiedades se deben realizar, a lo largo del día, de dos a tres masajes con dichos aceites esenciales. Se pueden encontrar en una tienda natural.
Aplica unas gotas de cada uno de estos aceites esenciales, mezclándolos sobre la palma de la mano y realiza un suave masaje para reactivar la tonicidad de los músculos, para aliviar el dolor y para destensar toda esta zona. Verás como rápidamente notarás sus efectos.