Varios problemas de salud se relacionan con la falta de vitamina C: veamos cómo prevenirlos y resolverlos de manera natural.
Reconocerla no siempre es fácil y los síntomas pueden ser muy genéricos y atribuibles a varias causas. Cansancio, falta de apetito y dolores musculares, son los primeros signos de una baja ingesta de esta importante sustancia para el desarrollo óseo y muscular en todas las etapas de la vida.
Un debilitamiento general puede manifestarse de diversas formas: desde cabello y uñas quebradizas, piel opaca y dificultades digestivas, hasta la degeneración progresiva de los huesos, en los casos más severos.
Si no se identifica y se trata, la deficiencia de vitamina C puede conducir a otra señal, un poco más específica, que por lo general es la campana de alarma principal: aparición de dolor y sangrado frecuente de las encías. Una grave carencia de vitamina C también puede conducir al escorbuto, una antigua enfermedad, tradicional de los marineros, determinada precisamente por la cantidad insuficiente de este elemento en la dieta.
Cabe señalar que la cantidad de vitamina C necesaria para mantener un buen estado de salud es realmente poca; sin embargo, la modalidad de asunsión tiene mucha influencia en esos niveles: incluso los alimentos que figuran como ricos en vitamina C pierden gran parte de su potencial si se consumen después de largos períodos de almacenamiento, cocción o trituración: consumir frutas y verduras frescas, es entonces importante para preservar el aporte vitamínico.
Una dieta desequilibrada, sin embargo, no es la única causa de deficiencia de vitamina C: también puede ocurrir después de episodios de diarrea, la continua exposición al calor o frío extremo, el estrés o la ingesta prolongada de anticonceptivos por vía oral. Restaurar los niveles correctos de vitamina C, dependiendo de la gravedad, se puede lograr a través de suplementos y cambios en la dieta.
El remedio natural para restaurar un nivel adecuado de vitamina C es sólo uno: comer muchos alimentos que la contengan, especialmente cítricos, seguidos por frutos rojos, sandía, kiwi y melón.
Entre los vegetales, son particularmente ricos en esta vitamina los pimientos, espárragos, brócoli, espinaca y tomates. El consumo de estos productos, tanto como sea posible frescos e inalterados, permiten abastecerse de esta preciosa sustancia.