Unos talones agrietados o callos en los pies, son signos más que evidentes de una gran falta de atención en los pies, derivándose por regla general de la deshidratación y de otros factores que se asocian al ambiente al que están sometidos. Aunque también pueden indicar algún tipo de enfermedad cutánea o de deficiencias nutricionales. Pero dejando a un lado sus causas, lo cierto es que cuando aparecen resultan muy molestos ya que causan dolor además de estar mal vistos hablando desde un punto de vista estético. Por eso vamos a darte un buen remedio casero con el que podrás solucionar este problema.
Remedio con aspirinas
Uno de los analgésicos más consumidos en todo el mundo es la aspirina por su efecto anticoagulante y su acción contra varios tipos de dolencias. Además de ser un potente cardioprotector y antiinflamatorio, su uso se ha aprovechado en los últimos años como tratamiento para la piel, ya que reduce el acné, las células muertas y las manchas mediante su uso tópico.
En este caso en concreto, su uso favorece el alivio de los pies y la relajación de los mismos ante estos molestos problemas. Su contenido con compuestos exfoliantes, ayuda a ablandar las durezas para que puedan ser eliminadas más fácilmente además de reducir la presencia de células muertas. Cuenta también con un efecto restaurador que acelera la recuperación de la dermis lesionada o agrietada, resultando útil igualmente ante la presencia de los hongos que provocan infecciones.
Preparación del remedio
Este tratamiento casero es muy sencillo de elaborar y en menos de diez días se comienzan a notar sus efectos. Antes de comenzarlo hay que dejar claro que estos resultados variarán dependiendo de la gravedad del problema y de la constancia con la que se utilice.
Ingredientes:
- Diez aspirinas
- Una taza de alcohol isopropílico al 70%
- Un frasco de vidrio oscuro
- Trozos de algodón o de gasa
- Papel transparente
Primeramente se colocan las diez aspirinas en un mortero y se trituran hasta obtener polvo. Se incorporan en un frasco de vidrio oscuro y se agrega el alcohol isopropílico al 70%. Se tapa bien el frasco y se sacude para que se incorpore todo bien. A continuación se lleva a un lugar fresco y seco para que repose entre un día y dos. Durante este período se debe agitar varias veces para que la aspirina no se quede pegada al fondo. Transcurrido este tiempo se procede a aplicar.
Se aconseja hacerlo antes de irse a la cama para que sus propiedades actúen perfectamente mientras descansas. Para aplicarlo se debe coger un trozo de gasa o de algodón y sumergirlo dentro del producto. Se escurre el exceso y después se coloca sobre la zona afectada. Se envuelve el talón con un poco de papel transparente con cuidado de que el algodón quede bien fijo sobre la zona afectada. Se ponen unos calcetines encima de todo ello para irse a descansar.
Al levantarse al día siguiente, se retira el remedio y se enjuaga con agua templada. Hay que recordar secar perfectamente los pies e hidratarlos antes de ponerse los zapatos habituales. Se repite el procedimiento durante diez noches seguidas y verás como notas la diferencia considerablemente.