Una investigación estadounidense descubrió que el sulforafano contenido en este vegetal ayuda a eliminar algunos de los contaminantes típicos de la industrialización pesada.
Pasta y el brócoli para combatir el smog. Pero no gracias a fusilli o macarrones, sino por las propiedades contenidas en la Brassica oleracea, el nombre latino de este vegetal.
La noticia viene de la Escuela Johns Hopkins Bloomberg de Salud Pública de los Estados Unidos, donde un grupo de investigadores ha descubierto que el brócoli ayuda a eliminar algunas de las sustancias que están en el aire y el agua, peligrosas para nuestra salud.
Los investigadores monitorearon durante tres meses, a 62 mujeres y 229 hombres en una comunidad agrícola de la provincia de Jiangsu, a unos cincuenta kilómetros de Shanghai, una de las zonas más contaminadas de toda China debido a la concentrada presencia de industrias metalúrgicas y petroquímicas. Todos los días, a todos los participantes se les dio media taza de una bebida hecha de brotes de brócoli que produjeron, según los resultados que sorprendieron incluso a los investigadores, una importante eliminación de sustancias como el benceno y acroleína.
En particular, la presencia de benceno en el cuerpo se redujo en un 61% desde el primer día y durante todo el período de estudio, mientras que para la acreolina lod valores marcaron una disminución de alrededor de un 23%. El mérito es de una sustancia que se encuentra en el brócoli, el sulforafano que ya se había demostrado que tiene efectos preventivos contra el cáncer en los animales y en la formación de placas en los hombres.
Una demostración, una vez más, de lo mucho que la dieta mediterránea puede hacer para la salud.